Ciudad de México, martes 21 de febrero de 2024.– En la víspera de la reunión de cancilleres del G20 en Río de Janeiro, las tensiones diplomáticas se agudizan tras el encuentro entre el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia. Blinken expresó su «desacuerdo» con las recientes declaraciones de Lula, quien acusó a Israel de cometer un «genocidio» en la Franja de Gaza, comparando la campaña militar israelí con el Holocausto. Este comentario ha provocado una crisis diplomática, con Israel declarando a Lula «persona non grata» y Brasil convocando al embajador israelí.
Mientras tanto, el conflicto en Gaza continúa escalando, con más de 29,313 muertos reportados por el ministerio de Salud del territorio, agravando aún más el panorama internacional. Además, la reunión del G20 se da en un contexto global tenso debido a la guerra en Ucrania, que enfrenta a Occidente contra Rusia, y las recientes tensiones por la muerte del opositor ruso Alexéi Navalni en prisión, lo que ha resultado en un nuevo paquete de sanciones por parte de Estados Unidos contra Rusia.
El G20 en Río no solo abordará estos conflictos, sino que también discutirá la reforma de los entes de gobernanza global y temas prioritarios para Brasil como la lucha contra el hambre y el cambio climático. Sin embargo, las divisiones entre sus miembros y los desafíos geopolíticos actuales hacen prever dificultades para alcanzar grandes acuerdos. La cumbre de cancilleres en Río se presenta como un escenario de «apagar fuegos», en palabras de Mauricio Lyrio, sherpa brasileño del G20, reflejando la complejidad de coordinar una respuesta unificada ante los numerosos desafíos globales.
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