La diputada Montserrat Alicia Arcos Velázquez levantó la voz al acusar al dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, y a su secretario de Finanzas, Hugo Eduardo Gutiérrez Arroyo, de intentar desviar 32 millones de pesos originalmente destinados a la capacitación de mujeres.
En una denuncia que será presentada ante la Fiscalía en Delitos Electorales de la FGR, Arcos Velázquez alega que fue presionada para implementar este esquema de desvío de fondos cuando presidía el Organismo Nacional de Mujeres Priistas.
En declaraciones a varios medios, Arcos Velázquez detalló la presión que enfrentó para aceptar este esquema, señalando que «ese recurso no puede ser utilizado como caja chica de los dirigentes priistas». Destacó además que los fondos estaban auditados y bajo supervisión del INE, lo que refuerza su preocupación por el intento de desvío.
La legisladora tamaulipeca fundamenta su denuncia en la violencia política en razón de género, argumentando que se obstaculizó el ejercicio de sus facultades como líder del organismo, especialmente en la gestión de un fondo del 3% destinado a la capacitación de mujeres en partidos políticos.
Según sus afirmaciones, Moreno y Gutiérrez Arroyo la presionaron para generar un esquema donde ellos pudieran beneficiarse económicamente: «Alejandro Moreno y su secretario de Finanzas me presionaron para buscar generar un esquema en donde ellos pudieran retornar la mitad de un recurso de 32 millones», explicó.
En un audio presentado como evidencia, se escucha a Gutiérrez Arroyo proponiendo la simulación del uso de los fondos a través de cursos en línea de un «instituto patito». Ante esta propuesta, Arcos Velázquez se negó, lo que resultó en represalias que ella considera violencia política de género, incluyendo su destitución sin notificación formal y la privación de sus funciones administrativas.
A pesar de haber sido destituida y negársele la entrega recepción de su gestión, Arcos Velázquez desconoce el destino final del recurso asignado para la capacitación de mujeres. Por ello, presentó una queja ante el área de Fiscalización del INE.
“El daño no fue únicamente a mí como dirigente, fue a las miles de mujeres que año con año tenían acceso a una escuela nacional de mujeres priistas, a actividades con instituciones de prestigio, y básicamente mi temor era que me involucraran en un tema de corrupción”, sentenció.
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